sábado, 11 de agosto de 2012

DECIDIR nos hace LIBRES

Esta entrada vamos a dedicarla, como indica el título, a hablar de un debate que sigue estando en boga, sobre todo después del ataque ideológico del Gobierno del Partido Popular a los derechos de las mujeres. Este post no va a hacer ninguna alusión al aborto, sino a la capacidad de la mujer para decidir sobre su cuerpo y su maternidad. El debate sobre la irrupción voluntaria del embarazo está sobradamente superado en cualquier país progresista del mundo. Es más, quienes siguen aferrados a este debate no hacen sino poner una cortina de humo a la verdadera cuestión: la capacidad de la mujer para decidir sobre ella misma y sobre su cuerpo. Les falta coraje para admitir que no dotan a la mujer de sus capacidades autónomas de decisión, y recurren continuamente al debate sobre aborto sí, aborto no. Debate superado desde hace décadas.

Si no estamos capacitadas para decidir sobre nosotras mismas, ¿cómo vamos a estarlo para ser madres? Definía el actual Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, el aborto como ‘violencia estructural’. Y yo me pregunto, ¿hay violencia estructural más grande que darle a una mujer a elegir entre la maternidad forzosa o la cárcel? 


En nombre de un supuesto progreso, la derecha pretende que las mujeres caminemos hacia un insoportable retroceso. Conviene resaltar que las del PP no son políticas pronatalistas, pues mientras obligan a la mujer a una maternidad forzosa, quitan de la sanidad pública los tratamientos de fertilidad. Obligan a las mujeres que no desean ser madres a serlo, mientras se lo impiden a las que sí lo desean. La visión de la mujer como el ‘ángel del hogar’, que alcanzaba su máxima feminidad siendo una ‘buena’ madre y una ‘mejor’ esposa, quedó ridiculizada y cuestionada con vigor en las décadas de los años 60 y 70 del siglo pasado. Ninguna mujer es más mujer por ser madre. Toda mujer tiene la capacidad de decidir sobre su maternidad, y el Estado el único cometido que tiene es garantizar la seguridad de la mujer. Si decide interrumpir su embarazo tiene que disponer de los medios para hacerlo de la forma menos traumática posible, pues, pese a la demagogia y la misoginia que desprenden los comentarios de algunas personas, NINGUNA mujer aborta por placer. Del mismo modo, las mujeres que deciden seguir adelante con sus embarazos o desean tener descendencia, tienen que estar amparadas por políticas que faciliten la natalidad.  

Queremos recordarle a los sectores más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad que lo que las mujeres nunca olvidamos es nuestro derecho a decidir. Las mujeres no pedimos favores, exigimos derechos, y seguiremos exigiéndolos.

En posteriores entradas ahondaremos en otras cuestiones como la legislación sobre la irrupción voluntaria del embarazo o los ataques ideológicos de la derecha contra la mujer, su capacidad de decisión y sus derechos. 


Rosa

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