lunes, 30 de marzo de 2015

¿Mi novio me está maltratando?

"Maltrato" es una palabra muy fuerte. Una palabra que da miedo. No sólo da miedo lo que representa: el simple hecho de pronunciarla nos hace bajar el tono de voz.

"Maltrato" es también una acusación muy grave... o eso nos repiten hasta la saciedad. Es una especie de advertencia: "No hables de maltrato a la ligera o, mejor aún, no hables de maltrato. El maltrato es algo que les pasa a otras mujeres".


Sin embargo, hoy han sido asesinadas tres mujeres y dos niños en España como consecuencia del maltrato de tres hombres. Y aquí no pasa nada. Son muertes que salen gratis. 

Porque el maltrato es una cosa muy fuerte cuando les pasa a otras mujeres, y una acusación muy grave cuando te pasa a ti.

Pero hoy nosotras vamos a hablar de maltrato. Porque ya es hora de hablar de maltrato. MALTRATO. Ya está, ya lo hemos dicho. El maltrato es una realidad y la única forma de evitar que siga siéndolo durante más tiempo es nombrándolo, identificándolo y combatiéndolo con todas nuestras armas.


Este post pretende ayudar a las chicas jóvenes a identificar las señales de maltrato por parte de sus novios. (A las mujeres que conviven con sus parejas y/o tienen hijas/os en común os recomendamos que llamen al 016 para pedir consejo. El 016 es un número gratuito y 100% confidencial. ¡No dudéis en hacerlo! Las demás podéis seguir leyendo este artículo. Esperamos que os sea de ayuda.)

En primer lugar, debemos tener en cuenta que el maltratador no empieza a golpear a su víctima desde la primera cita. Normalmente, el maltratador lleva a cabo una escalada de violencia cuyos comienzos son sutiles. Su objetivo inicial es destruir la autoestima de la mujer con la que tiene una relación sentimental.

Preocúpate si tu novio...
  • Se burla de tus gustos. ¿Le hace "gracia" que te guste practicar cierto deporte? ¿Cree que tu serie favorita es realmente estúpida y te lo hace saber? ¿No deja de molestarte cuando practicas un hobby que no le agrada? Se supone que a tu pareja le tienes que gustar tal y como eres, así que no debería hacerte sentir mal por ello.
  • Se burla de tus opiniones. Ya sean sobre política, economía, sociedad o sobre el último partido de fútbol de tu equipo favorito, tu pareja en ningún caso ha de cuestionarte todo el rato, ni muchísimo menos calificar tus ideas de "tonterías" (por no decir algo peor). Tus opiniones e ideas son tan valiosas como las de cualquiera.
  • Te trata como si fueses un bebé. Literalmente. Es algo muy propio de maltratadores: con el pretexto de que eres "mona", interrumpe vuestras conversaciones serias para hacerte gorgoritos o similares. ¿Crees que le haría lo mismo a su mejor amigo? ¿No? Pues claro que no: no es una muestra de cariño, sino una forma de hacerte sentir que no eres una persona adulta.
  • Te monta escenitas... cada vez que le haces el más mínimo reproche. No sabes cómo te las arreglas, pero siempre que te enfadas con él acabas teniendo que disculparte para apaciguarle. No sabe aceptar una crítica (o un comentario normal y corriente) y monta en cólera enseguida.
  • Te monta escenitas... delante de tus compañeras/os de clase/del trabajo. Sabe que te está poniendo en un aprieto y lo hace para chantajearte.
  • Te monta escenitas... delante de tus amigas/os. Más de lo mismo.
  • Te monta escenitas... delante de tu familia. Esto ya es muy grave. La idea de montar escenitas en público es ofrecer una imagen negativa de ti ante las personas que te conocen y te quieren. Por tanto, el hecho en sí alcanza su máxima gravedad cuando se trata de tu propia familia.
  • Te hace sentir fea. ¿Critica "con buena intención" el hecho de que "no te cuides lo suficiente"? ¿"Bromea" sobre alguno de tus defectos físicos (que sabe perfectamente que te acomplejan)? ¿Te pone "motes graciosos" que te sientan mal? ¿Alaba constantemente el físico de otras mujeres? ¡Pues ya lo sabes! Lo que está intentando es hacerte sentir fea para minar tu autoestima y que dependas en mayor medida de él. El mensaje que trata de hacerte llegar es que nadie más se va a fijar en ti. ¡Y eso no es cierto!
  • Controla cómo enseñas tu cuerpo. No le gustan los escotes ni las minifaldas, que subas fotos tuyas en bikini a las redes sociales ni que hagas topless en verano. Quizá te haya metido un rollo para convencerte de que todo eso es "por respeto hacia él". Ahora piénsalo: ¿no es el mismo discurso que utilizan quienes son partidarios del burka en Oriente? TÚ eres la ÚNICA dueña de tu cuerpo. Sólo TÚ puedes decidir lo que haces con él.
  • Controla con quién te relacionas. Los celos no son parte del amor. ¿Qué tiene que ver la desagradable sensación de inseguridad que producen con una relación de afecto con otra persona? Los celos tienen que ver con los propios complejos, pero en ningún caso pueden ser una excusa para cotillear el móvil de alguien o, ¡peor aún!, compartir contraseñas. Eres una persona libre y puedes hablar con quien quieras. Tu novio no es quién para darte permiso.
Preocúpate MUCHO si tu novio...
  • Te insulta. Da igual que luego "se arrepienta": lo dicho, dicho está. ¿De verdad te mereces estar con alguien que te llama "puta" o "zorra"?
  • Golpea objetos (por ejemplo, los muebles o la pared) cuando se enfada contigo. El único objetivo de esta actitud es asustarte. ¿Por qué, si no, iba a hacerlo? Piénsalo de esta manera: ¿con qué finalidad golpearías algo frente a tu mascota?
  • Te golpea. En realidad, un golpe no es peor que todo lo que anteriormente hemos enumerado: es sólo uno de los estadios más avanzados de la escalada de violencia que antes mencionábamos. Pero es una señal muy, muy clara de lo que está pasando: te están maltratando.
Os hemos ofrecido todos estos indicios para que vosotras mismas reflexionéis sobre vuestras relaciones de pareja. Si asociáis a vuestros novios dos o más actitudes como las que hemos descrito aquí, es probable que estéis sufriendo maltrato (o, al menos, vayáis a sufrirlo en un futuro próximo). 

En ese caso, nosotras sólo podemos daros un consejo: HUID. No será fácil, pero quedarse siempre es peor.


Teléfono al que podéis acudir si sospecháis estar siendo víctimas de maltrato: 016
E-mail al que podéis escribir: feminismo30@gmail.com

martes, 25 de noviembre de 2014

(Nos) faltan 51 mujeres

Un total de 51 mujeres han sido asesinadas por violencia de género en 2014. Una de las víctimas, Ana, había denunciado a su maltratador veinte veces. Veinte. Impotente, acabó diciéndole al juez que instruía su caso: “Este hombre me matará”. Sí, Ana está muerta.

Cada vez que oigo a alguien hablar de denuncias falsas me doy cuenta de que este país se va a la mierda definitivamente. Datos de la Fiscalía General del Estado revelan que el porcentaje de denuncias falsas está en torno al 0,005% del total de denuncias por violencia de género. Datos del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad demuestran que la mayoría de las mujeres asesinadas no habían denunciado a sus maltratadores. Tienen miedo. Miedo a la muerte. Miedo a las represalias. Y también a no ser escuchadas.

Porque hasta que no hay un cadáver de por medio no dejamos de hablar de denuncias falsas. No creemos a estas mujeres hasta que las matan. Me imagino que eso consolará muchísimo a sus familiares y amigos: ya no son feminazis mentirosas, ahora son pobres víctimas. Eso sí, bajo tierra, para que no molesten. Para que podamos seguir hablando de zorras que ponen denuncias falsas porque les da la gana.

A mí me pesa Ana. Me pesan las 51. Pero ayer Yolanda Besteiro, experta en violencia de género, ponía de relieve un dato estremecedor: tan sólo al 0,05% de la población le preocupa este tema. Tan sólo el 0,05% lo considera importante. Tenemos 51 cadáveres calientes, pero la mayoría de la gente pasa de largo. También las mujeres.

Supongo que hasta que no te pasa a ti no te das cuenta de que el peligro es real.

Violeta

domingo, 9 de noviembre de 2014

La prostitución, la esclavitud más romántica del mundo

La prostitución no es el trabajo más antiguo del mundo. Es la esclavitud más antigua del mundo. Y, actualmente, también es la más romántica. Nadie ve romanticismo en atar cadenas a una persona y, a golpe de látigo, arrastrarla hasta la plantación de azúcar de turno; pero parece ser que atar cadenas a una persona (en forma de precariedad económica) y explotarla sexualmente es algo casi poético para algunos hombres.


Esos hombres reivindican la satisfacción de su deseo sexual a cambio de dinero como uno de sus derechos fundamentales. Las redes sociales son su campo de batalla particular: difunden este mensaje con una literatura más o menos elaborada, pero siempre revestida de un romanticismo que huele a huevos podridos. Estos hombres se llenan la boca hablando de libertad; naturalmente, de su libertad para pisotear la libertad de otras. Reivindican, ni más ni menos, la libertad de explotar sexualmente a mujeres en una situación precaria: se calcula que en España el 90% de las mujeres que ejercen la prostitución son víctimas de redes de trata (http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/07/04/actualidad/1404495394_132206.html). Al 10% restante hay que añadirle el porcentaje de mujeres que recurre a la prostitución por hallarse en una situación desesperada, económicamente hablando.


He aquí algunas de las claves de las relaciones sexuales:
  • Aunque a algunos les pese, la satisfacción sexual no es un derecho. Y, si lo fuera, sería un derecho de hombres y mujeres y no sólo de los hombres, que es lo que se da a entender con argumentos seudocientíficos y sin ningún fundamento.
  • Si la prostitución implicase un disfrute sexual por parte de ambos, prostituta y cliente, ¿acaso no habría hombres que se dedicarían a ella? (Los hay, pero son un porcentaje irrisorio frente al número de mujeres.)
  • La libertad sexual se materializa cuando dos personas eligen en plena libertad mantener relaciones sexuales. La satisfacción sexual es mutua y, obviamente, nadie espera una retribución económica a cambio. Cuando una de esas dos personas se está aprovechando de la necesidad de dinero de la otra, la relación sexual deja de ser libre y, por tanto, ya no podemos hablar de libertad sexual, sino de esclavitud sexual.

Finalmente, hay voces, incluso dentro del feminismo, que exigen escuchar a las prostitutas para conocer su opinión. Eso estaría muy bien si las víctimas de las redes de trata (recordemos, alrededor del 90% de las prostitutas) pudieran dar su opinión. Desgraciadamente, casi nunca pueden: para empezar, no tienen acceso a las redes sociales. He aquí algunos de los escasos testimonios de supervivientes de la trata: http://www.teinteresa.es/mundo/historias-victimas-trata-personas_0_794921366.html.

Concluyendo, desde Feminismo 3. 0. nos posicionamos a favor de los derechos humanos y en contra de cualquier tipo de esclavitud. Recordando a quienes nos leen que un derecho humano es una vida digna y libre de violencia, y no la satisfacción del deseo sexual (¿?). Y recordando también que la prostitución no es romanticismo, sino esclavitud.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

De las putas y el honor: si te violan, cállate

Nunca antes había escrito un artículo en primera persona, pero hay una primera vez para todo.

Dedicado a todas las demás putas.


Desde que tengo memoria, me he sentido profundamente conmovida por las noticias llegadas de Oriente. Noticias sobre niñas, adolescentes y mujeres como yo. Noticias desgarradoras, de esas que jamás querrías leer.

Por ejemplo: Una mujer de Irán es sorprendida por la policía teniendo relaciones sexuales consentidas con su novio. Los policías deciden violarla, afirmando que, si es tan puta como para acostarse con su novio, no hay razón para que no se acueste con otros hombres, cuyo honor no quedará en entredicho.

Otro ejemplo: Una mujer subsahariana es violada por un vecino. Su familia la asesina poco después, puesto que, si es tan puta como para tener relaciones sexuales fuera del matrimonio (consentidas o no), deben lavar con sangre su honor.

Un último ejemplo: Una mujer violada en Afganistán es acusada de adulterio. Para salvaguardar el honor de su marido y la sociedad, condenada a latigazos y a prisión... por puta.

Las putas y el honor. La misma historia de siempre.

La única diferencia es que ahora no es en Oriente. Ahora no son los «moros machistas» (sic). Ahora es en España. Ahora son los españoles. Mis vecinos, la gente que pasa por la calle. Quizá mis compañeros de clase y del trabajo.

Porque en España, en mi país, han violado a una chica y ella ha sido condenada por la «justicia». Han violado a una chica y ella está siendo linchada públicamente. Sí, estoy hablando del caso de Málaga. En el que, nuevamente, se nos deja claro cuál es nuestro lugar en el mundo: la vida y la integridad física de una puta siempre valdrán menos que el honor de un hombre.

Todos los días hay violaciones en España. Se denuncian pocas. Llegan a juicio menos. Y hay muy pocas condenas. Hará cosa de una semana, una joven de 17 años se suicidaba en Madrid tras la puesta en libertad de su violador. La única respuesta de la sociedad es un silencio pegajoso, el silencio de los culpables: mientras se estaba pidiendo la cabeza de la chica de Málaga, la chica de Madrid comprendía que no había nada que hacer. Pero a nadie le importa. Nadie se indigna por la vida de una simple mujer que, al fin y al cabo, «seguro que era un poco puta».

La «justicia» en España no es justa y la gente lo sabe. Queda demostrado todos los días: delincuentes y corruptos de toda clase en libertad, jueces inhabilitados e imputados por denunciarlo, manifestantes y twitteros condenados a penas absurdas... Salvo en el caso de Málaga, donde la juez debe de ser una especie de semidiosa infalible. 

A la hora de condenar a una mujer, está claro que los jueces no fallan. Y los medios de comunicación tampoco. Unos y otros crean opinión, y también el caldo de cultivo ideal para que nosotras, las mujeres, vivamos cada vez con más miedo.

Seamos realistas: estos hombres no se indignan ante una denuncia falsa por violación. Se indignan ante una denuncia por violación. Porque nos quieren calladas. ¿O muertas, como la chica de Madrid? Es difícil saberlo.

martes, 29 de julio de 2014

Quiero un cuerpo perfecto

Si has llegado hasta aquí a través de Google, lo más probable es que hayas tecleado: "quiero un cuerpo perfecto". Es el título de esta entrada del blog.

Pero ¿qué es un cuerpo perfecto?


Un cuerpo perfecto es "delgado, pero con curvas".

Por tanto, es imposible de conseguir. Nunca tendrás el cuerpo perfecto.

Sencillamente, una mujer de la talla 36 no puede tener las tetas y el culo de una mujer de la talla 42. Es imposible. Incluso con cirugía (peligrosa y carísima).

Si eres delgada, tendrás "pocas tetas" y "poco culo" (¿pocas?, ¿poco?, ¿desde cuándo las tetas y el culo son cantidades y no simples partes del cuerpo?). Si eres gorda (sí, sí, gorda, porque no es un insulto; no tiene nada de malo ser gorda, como tampoco lo tiene ser alta, baja, rubia, morena, pelirroja...), tendrás "suficientes" tetas y culo (de nuevo, resulta estúpido asociar partes del cuerpo a cantidades).

No obstante, si tu cuerpo tiene una proporción de "delgadez" y "curvas" adecuada a lo que quieres (es decir, a lo que la sociedad quiere de ti)...

... no te emociones: tus defectos físicos siguen ahí. Arrugas, granos, pecas, pelos, michelines, estrías, celulitis... ¿Sigo enumerándolos o ya lo has pillado? Seguro que tienes alguno de los anteriores, o todos ellos al mismo tiempo.


Ahora, sé sincera: ¿alguna vez has visto una piel como esta por la calle?

No. Porque no existe. Es Photoshop. ¿Sabes qué? No sólo la piel está trucada (con una herramienta del programa en cuestión): a esta mujer le han agrandado los ojos y los labios, reducido la nariz, perfilado las facciones... Esta mujer no existe, es un producto. Pero ¿sabes qué es lo peor? Que la modelo (que en la vida real se parece mucho a ti y a mí, y a la mayoría de las chicas que conoces) necesita con tanta desesperación sentirse guapa que es capaz de engañarnos a todas y, lo que es aún peor, engañarse a sí misma. Porque ella se mira al espejo todos los días y sabe que no es así.

Bien; tú eres inteligente y, por ende, no vas a caer en la trampa.


La búsqueda del cuerpo perfecto en las mujeres es la forma que tienen los hombres (y la sociedad) de controlarnos. Cuanto más frustradas estemos, cuanto más empeñadas en conseguir la perfección (que otros nos han impuesto), más débiles seremos a los ataques machistas. Antes caeremos en las redes de un maltratador. Antes dejaremos de reivindicar el espacio público como espacio de las mujeres. Antes nos dejaremos pisotear en el trabajo, o en clase. Y, lo que es aún peor, dejaremos de disfrutar del amor, del sexo y de la vida. ¿Alguna vez te has planteado la estupidez de tener relaciones sexuales con la luz apagada? Si es así, no te fustigues: no eres la primera. Pero, recuérdalo: sigue siendo una estupidez.

TU CUERPO ESTÁ BIEN.
ES LA SOCIEDAD MACHISTA LA QUE NO LO ESTÁ.

Y el mejor desafío que podemos hacerle es... aceptarnos, querernos y ser felices.

Violeta

viernes, 6 de septiembre de 2013

Desmontando tópicos: 10 falsos mitos sobre el macho alfa

La lucha feminista está estrechamente vinculada a la ruptura con los roles de género tradicionales. Un rol de género es el papel que la sociedad otorga a un individuo en función de su sexo. La sociedad actual sólo admite dos tipos de identidad de género: masculina (macho) y femenina (hembra).

En primer lugar, conviene aclarar algunos conceptos: ¿por qué se habla de roles de género? ¿Por qué se utiliza esa palabra? El motivo no es casual: una cosa es el sexo de una persona, determinado por sus órganos sexuales (pene o vagina), y otra, la forma en que su comportamiento se adapta a lo que se espera de alguien con dichos órganos sexuales. Dicho de otro modo, tú naces con órganos sexuales masculinos o femeninos, pero es la sociedad quien te convierte en un hombre/macho o mujer/hembra.

La influencia de los roles de género tradicionales es muy grande y está presente en nuestras vidas desde la más tierna infancia. ¿Por qué los niños visten de azul y las niñas, de rosa? ¿Por qué los unos juegan con balones de fútbol y las otras, con muñecas? ¿Por qué “nenaza” y “marimacho” son considerados insultos?

¿Qué tiene de malo que un niño juegue con muñecas? ¿Es que él no será padre de mayor?

Los roles de género tradicionales perjudican, esencialmente, a las mujeres, dado que éstas son las eternas discriminadas (la hembra existe para el uso y disfrute del macho y, por ende, su vida queda subordinada a la del mismo), pero muchos hombres se sienten incómodos con el rol que les ha sido asignado. Son ellos quienes están impulsando, a veces, sin saberlo, las llamadas nuevas masculinidades.

Las nuevas masculinidades son aquellos comportamientos de los hombres que rompen con el modelo tradicional. Pero, ¿cuál es ese modelo?

He aquí los 10 rasgos del macho… y la reacción que éstos provocan en muchos hombres:

1. El macho no debe mostrar sus sentimientos. Da igual que tú, varón, seas una persona sensible: la sociedad te impide derramar una sola lágrima, salvo que tu equipo de fútbol haya perdido un partido importante. Por culpa de esta restricción, muchos hombres tienen serias dificultades para comunicarse con su familia, amigos y pareja, con la consiguiente ansiedad que este aislamiento provoca en ellos. La realidad es que los hombres tienen perfecto derecho a mostrar sus sentimientos.



2. El macho sólo debe preocuparse por “cosas de hombres”. Cuidar a niños y ancianos, ocuparse de la casa o, simplemente, dedicarse a actividades consideradas femeninas (poesía, danza, costura…) provoca el rechazo de las mujeres y de otros varones, ¡como si las labores de cuidado y del hogar no los incumbiesen también a ellos!

3. El macho debe estar obsesionado con el sexo. Hombres y mujeres por igual tienen periodos de mayor o menor deseo sexual, pero éstos están permanentemente obligados a excitarse y, sobre todo, a llegar al coito el mayor número de veces (y con el mayor número de mujeres) posible. Esto genera ansiedad en los varones; es triste que la viagra sea uno de los medicamentos más vendidos en todo el mundo. La actividad sexual es sana, agradable y muy recomendable, pero nunca debe convertirse en una imposición.

¿Quién ha dicho que los hombres siempre tengan ganas de sexo? ¿Es que ellos nunca se cansan?

4. El macho debe fijarse en la(s) hembra(s)… y presumir de sus conquistas. Delante de sus amigotes, únicamente hablará de mujeres rubias, con grandes pechos y muy, muy femeninas; y sólo alabará sus atributos sexuales. No importa que su amor platónico de toda la vida sea la empollona de turno, porque no es en ésta en quien debe fijarse. Esta idea es completamente absurda, puesto que a cada persona le atraen individuos diferentes a lo largo de su vida y, obviamente, no todos ellos responden al modelo tradicional.

5. El macho es polígamo por naturaleza. Falso. Hay hombres polígamos y mujeres polígamas, y también hombres monógamos y mujeres monógamas. La poligamia y la monogamia son elecciones personales y no vienen impuestas por la naturaleza.

6. Al macho debe gustarle el fútbol. No es un deporte más: es una religión. Por el fútbol puede llorar o pelearse a puñetazo limpio con otro hombre, si es necesario. Poco importa que tu deporte favorito sea el tenis o que, sencillamente, no te gusten los deportes: si no te gusta el fútbol, eres un ‘pringao’. Cuando el fútbol es sólo un deporte más.

El macho debe estar obsesionado con el fútbol.

7 Un macho no debe cuidar su aspecto físico. No vaya a ser que lo llamen afeminado. Sólo se le permite ir al gimnasio, para tener unos abdominales bien marcados que atraigan a las chicas. No hay ninguna razón por la que a un hombre no tengan que gustarle la moda o la peluquería, pero se considera que aquél que disfruta con una de las dos cosas es “maricón”. ¡Como si los gustos y la orientación sexual tuviesen algo que ver!

8. Un macho debe perder la virginidad a una edad temprana. Aunque no lo desee lo más mínimo, la presión social le empujará a hacerlo deprisa y corriendo, con cualquiera que se le ponga por delante. En realidad, todas las personas, hombres y mujeres, deberíamos esperar al momento adecuado (adecuado para nosotras, no para los demás).

9. El macho debe considerar a la hembra su eterna rival. La mujer es una santa o una puta, no hay un término medio. Basta con echar una ojeada al repertorio de canciones más casposas de nuestro país: cuando una mujer “rompe el corazón” de un hombre, se convierte en la puta, la bruja, la “mala pecóra”. La mujer es presentada como un objeto de deseo, cuidado o cólera, dependiendo de la situación, no como la amiga, amante y compañera que debería ser.

10. El macho se siente atacado por la lucha feminista. No entiende que las feministas son mujeres que luchan por sus derechos; está convencido de que éstas sólo buscan destruir los de los hombres. El macho recela de toda mujer a la que no es capaz de dominar. Sin embargo, la lucha feminista beneficia a ambos, puesto que la igualdad trae consigo toda una serie de cosas positivas para el hombre.

Y tú, ¿vas a romper con los roles de género?

"Así luce un/a feminista", reza la camiseta de estos jóvenes.



Violeta

jueves, 14 de febrero de 2013

¡Bailamos porque esta es nuestra revolución! #OneBillionRising

LIBRE TE QUIERO

Libre te quiero
como arroyo que brinca
de peña en peña,
pero no mía.


Grande te quiero
como monte preñado
de primavera,
pero no mía.


Buena te quiero
como pan que no sabe
su masa buena,
pero no mía.


Alta te quiero
como chopo que al cielo
se despereza,
pero no mía.

Blanca te quiero
como flor de azahares
sobre la tierra,
pero no mía.

Pero no mía
ni de Dios ni de nadie
ni tuya siquiera.

(Agustín García Calvo)


Amancio Prada interpretando "Libre te quiero"